Independientemente de lo bien organizados y comprometidos que estemos, lo más probable es que hayamos desperdiciando horas en actividades triviales (viendo la televisión, leyendo Twitter, comprando por Internet o cosas similares) cuando debería haber dedicado ese tiempo a proyectos relacionados con el trabajo o los estudios.

Tanto si pospones la finalización de un proyecto para el trabajo, como si evitas los deberes o ignoras las tareas domésticas, la procrastinación puede tener un gran impacto en tu trabajo, tus notas y tu vida.

En la mayoría de los casos, la procrastinación no es un signo de un problema grave. Es una tendencia común a la que la mayoría de la gente cede en algún momento.

¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación es el acto de retrasar o posponer innecesariamente las tareas hasta el último momento, o más allá de su fecha límite.

Por ejemplo, si alguien retrasa una tarea del trabajo hasta justo antes de la fecha límite sin ninguna razón, aunque sepa que sería mejor empezarla cuanto antes, esa persona está procrastinando.

Algunos investigadores definen la procrastinación como una “forma de fracaso de la autorregulación caracterizada por el retraso irracional de las tareas a pesar de las consecuencias potencialmente negativas.”

Algunas personas procrastinan porque se sienten ansiosas por una tarea, por lo que evitan pensar en ella, lo que les lleva a seguir preocupándose durante más tiempo del necesario. Por otro lado, algunas personas procrastinan porque se distraen con las tentaciones digitales (por ejemplo, las redes sociales), hasta que la presión de un plazo próximo les recuerda la tarea original.

Tipos de procrastinación

Algunos investigadores clasifican dos tipos de procrastinadores: pasivos y activos.

  • Procrastinadores pasivos. Retrasan la tarea porque les cuesta tomar decisiones y actuar en consecuencia:
  • Procrastinadores activos. Retrasan la tarea a propósito porque trabajar bajo presión les permite “sentirse desafiados y motivados”

Otros definen los tipos de procrastinadores en función de los diferentes estilos de comportamiento de la procrastinación, entre ellos:

  • Perfeccionista. Aplaza las tareas por miedo a no poder completar una tarea perfectamente.
  • Soñador. Posterga las tareas porque no es capaz de prestar atención a los detalles.
  • Desafiante. No cree que alguien deba dictar su horario.
  • Preocupado. Aplaza las tareas por miedo al cambio o a dejar la comodidad de “lo conocido”.
  • Creador de crisis. Aplaza las tareas porque le gusta trabajar bajo presión.
  • Exceso de trabajo. Se encarga de demasiadas cosas y le cuesta encontrar tiempo para empezar y terminar la tarea.

Ejemplos de procrastinación

Un ejemplo clásico de procrastinación es el de un estudiante que pospone el estudio para un examen hasta la noche anterior, a pesar de querer empezar antes y sentirse mal por el retraso.

Del mismo modo, otro ejemplo de procrastinación es una persona que tiene meses para presentar una solicitud importante, pero retrasa hasta el día antes de la fecha límite para trabajar en ella, a pesar de prometerse repetidamente que lo hará pronto.

Además, los siguientes son otros ejemplos de procrastinación, que ilustran las diversas formas que puede adoptar, así como los diversos ámbitos en los que puede darse:

  • Navegar por las redes sociales cuando deberías estar trabajando, aunque te sientas frustrado contigo mismo y desees ponerte manos a la obra.
  • Quedarte despierto horas más tarde de lo previsto viendo vídeos o jugando, a pesar de saber que eso te hará estar cansado mañana.
  • Hacer cosas útiles, como limpiar tu habitación, cuando deberías estar haciendo cosas más importantes, como terminar una tarea escolar.
  • Prometerte a ti mismo que empezarás un proyecto (por ejemplo, escribir un libro o crear un negocio) “algún día” o “a veces pronto”, pero no avanzar nunca hacia él y, en cambio, limitarte a fantasear con tu éxito futuro.
  • Planificar el inicio de un nuevo hábito (por ejemplo, hacer dieta, hacer ejercicio o ahorrar dinero), pero en su lugar poner excusas para esperar durante meses, aunque sepas que sería mejor empezar.
  • Tener la intención de resolver un problema (por ejemplo, pagar las facturas o ir al dentista), pero posponerlo porque es desagradable, aunque el problema se agrava cuanto más se retrasa su solución y no desaparece por sí solo.
  • Querer pedirle algo a alguien (por ejemplo, un ascenso, un favor o una cita), pero posponerlo cada vez que tienes la oportunidad, aunque te gustaría poder pedírselo de una vez.
  • Aplazar repetidamente la elección entre dos oportunidades, hasta que esta indecisión significa que ambas oportunidades ya no están disponibles.

¿Cómo saber si estoy procrastinando?

¿Recuerdas aquella vez que pensaste que te quedaba una semana para terminar un proyecto que en realidad era para el día siguiente? ¿Qué tal la vez que decidiste no limpiar tu apartamento porque “no te apetecía hacerlo ahora mismo”?

A menudo asumimos que los proyectos no tardarán tanto en terminarse como realmente lo harán, lo que puede llevarnos a una falsa sensación de seguridad cuando creemos que todavía tenemos mucho tiempo para completar estas tareas.

Los siguientes son signos comunes de procrastinación:

  • Esperar hasta el último minuto antes de las fechas límite para empezar.
  • Encontrarse realizando tareas que pretendía hacer días antes.
  • Decir continuamente “lo haré más tarde” (o algo parecido, como “lo haré mañana”).
  • Quedarse atascado en el punto muerto aunque sepa lo importante que es empezar.
  • Retrasar innecesariamente la finalización de tareas, aunque sean importantes.
  • Aplazar el trabajo en cosas que no te gusta hacer.
  • Prometerte a ti mismo que harás algo y luego arrastrar los pies en lugar de hacerlo.
  • Retrasar el inicio de tareas que parecen poco atractivas (por ejemplo, aburridas, frustrantes o difíciles).
  • Tardar días en completar incluso trabajos que no requieren mucho más que sentarse y hacerlos.
  • Tener siempre excusas para no hacer las cosas a tiempo.
  • Aplazar constantemente la mejora de los hábitos de trabajo.
  • Aplazar la toma de decisiones.
  • Luchar por empezar aunque te odies a ti mismo por ello.

Cuantos más signos de este tipo se manifiesten, y cuanto más frecuente y seriamente lo hagan, más probable es que seas un procrastinador.

¿Cómo superar la procrastinación?

Es posible que te preguntes: ¿Cómo puedo dejar de procrastinar ?Afortunadamente, hay una serie de cosas que puedes hacer para combatir la procrastinación y empezar a hacer las cosas a tiempo. Considera estos tus ejercicios de procrastinación:

  • Haz una lista de tareas. Para ayudarte a mantenerte en el camino, considera colocar una fecha de vencimiento junto a cada elemento.
  • Da pequeños pasos. Divida los elementos de su lista en pasos pequeños y manejables para que las tareas no parezcan tan abrumadoras.
  • Identifica las señales de alarma. Presta atención a cualquier pensamiento de procrastinación y haz lo posible por resistir el impulso. Si empiezas a pensar en procrastinar, oblígate a dedicar unos minutos a tu tarea.
  • Elimina las distracciones. Pregúntate qué es lo que más distrae tu atención -ya sea Instagram, las actualizaciones de Facebook o las noticias locales- y apaga esas fuentes de distracción.
  • Date una palmadita en la espalda. Cuando termines un elemento de tu lista de tareas a tiempo, felicítate y prémiate con algo que te resulte divertido.